Los poderes invisibles. Por David Martínez Garrido

 

En las sombras de aliso

pájaros murmuran entre sí.

Nos deslizamos con torpeza

por cuestas crujientes

de ocre y una tranquilidad

que distorsiona el pensamiento.

Pasa una hora, dos horas.

El calor fuerza y diluye

las piernas más débiles.

Hacemos un alto en el camino,

buscamos sitio allí mismo

entre la maleza apretada.

Cierto no sé qué denso, frío, hiriente

nos envuelve por todas partes y no sabemos

cómo desprendernos de esa extraña amargura

de esa oscuridad imposible.

Ante nosotros sale de lo tétrico

una de esas serpientes del bosque:

sube y sube sin parar,

se hace cada vez más visible,

cada vez más horriblemente evidente…

¿A qué está jugando?

Bordea sin respeto el hombro

de una roca oculta, musgosa.

Apenas agita su cola tibia

chorreante de arrogancia.

Posa su mirada en la piel dulce,

sacude su lengua de filo ardiente

y hasta parece sonreír.

Un temblor entre los dos.

Un chillido contra el mal

que se incrusta nítidamente.

Se graba en el viento.

Derrite los árboles en el aire

y arrastra las piedras.

Los ojos del reptil reflejan

la luz de los mundos.

Su forma converge

y se vuelve más y más vaga.

Desciende el monstruo, se retuerce y se

queda allí tendido, inerme.
poderes invisibles
David Martínez Garrido

David Martínez Garrido

Farmacéutico de profesión. Ha publicado relatos y poemas en Letralia, Entropía, El coloquio de los perros, Excodra y Margen Cero. También ha sido articulista de carreras de caballos en TodoTurf. Actualmente escribe reseñas de libros en Culturamas.

7 comentarios:

  1. Espero no encontrarme nunca en esa situación… Muy onírico y sugerente el poema. Un fuerte abrazo.

  2. La serpiente. El reptil maldito. La voz de la tentación y el pecado.
    Sugerente…
    Muchos besos, David.

  3. Hay tanta belleza en esta visión tan oscura.. Inequívocamente reflejas con un gran talento y sugerencia «el poder incentivo del mal». La tentación es la gran seductora de la humanidad, lo ha sido, y lo será.

    Felicidades David. Un abrazo.

  4. Gracias por vuestras palabras, Carmen, Elena, Amelia, siempre tan amables, siempre tan placenteras. Abrazos 😉

  5. Pobrecitas, toda una vida condenas a arrastrarse por el suelo y asustando al personal. Menos mal que alguien como tú les dedica unos versos. Saludos

  6. Increíble y Sugerente
    No creí q un reptil para mí, con todos mis respetos, tan «asqueroso» pudiera ser el protagonísta de un texto tan rico lingüísticamente
    Me gusta la forma casi «morbosa» que expresa el texto en algunas líneas
    Enhorabuena al escritor y un abrazo 🙂

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