226- Recuerdo de la felicidad ausente. Por Tristán D’Mar

Acaso no es ese el sol que brilló en el fondo más oscuro de nuestras almas
No es esa la nube que acompañó los pasos del triste caminante
Flor azul que creció en desierto blanco y negro
Adolorida esperanza se arrastra por áspera alfombra para llegar a los pies de un rey sin rostro que en cada mano lleva una cabeza humana: la tuya y la mía
Gloria de la creación divina / trastocada sonrisa de atardecer rojo
Acaso no es esa nuestra vieja canción sentada en aquella esquina oscura donde antes los pasos se cruzaban
Hoy solo llega el gorjeo de gaviotas revoloteando en una playa vacía
Tristeza elemental
Mira, te dije, el río se levanta para abrazar al sol
La naturaleza se ama a sí misma
Pero tú continuabas escribiendo en el cielo con lápiz de color el nombre de extraños lugares en planetas desconocidos que me eran familiares
Ahora que la noche ha descendido hasta tus ojos y sobre tu espalda esa nube cargada de semen fecunda los campos por donde alguna vez rodamos durante muchos siglos en forma de días hasta llegar a la orilla del lago de espejos para beber el reflejo líquido de nuestras sombras y terminar abrazados a un ramo de rosas muertas que vaga movido por el ritmo cadencioso de las aguas.
Dime ahora que nunca cada palabra fue un pedazo de alma desprendido de los ojos como ave ensangrentada rumbo al sol-jardín para encuentros inesperados
Baile de cuerpos líquidos en medio de incendio avivado por sombras amorfas con ojos de diamante
Danza invencible – pies alados – ciudad vacía – alma sin alas
Así pasamos los días jugando con nuestras muñecas rotas
Dando de comer al gato
Buscando el secreto para tallar el sol en cada lágrima vertida
Reinventando los días sabiendo que lo bueno de los años pasados es que se fueron dejando lo mejor de nosotros
Por eso he querido detenerme en esta parte del camino
Ahora que la tarde ha petrificado en el cielo espadas de fuego
Siento sobre la piel pequeñas gotas de luz
Ahora que el castillo es habitado por silencioso seres con alma de crepúsculo
Salgo de esta casa vacía y camino nuevamente las calles
Bajo mis pies el crujir de las hojas secas
Corro y salto en los parques como un niño más,
Feliz, sin casa donde volver, aunque siga viendo en el cielo una extensión de tu mirada
Pero antes que acabe este día
Antes que el frío vuelva a acurrucarse en el hueso y el gorrión nacarado cante melodías por componer bajo esta lluvia de murciélagos muertos
Permíteme emerger desde el fondo de mi noche hacia el alba infinita de la vida
Hasta los ojos de aquel astro ubicuo hecho de tiempo y miradas
Aquel que alguna vez brilló
En el fondo más oscuro de nuestras almas

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7 comentarios

  1. Tristán D’Mar, el trabajo se valora, pero: a pulir.

    El Ingeniero

  2. A mí me ha parecido un gran trabajo. Excelentes imágenes, bellas metáforas. Suerte en el concurso.

  3. Poema demaciado narrativo. Suerte.

  4. Lo considero prosa (sin apellido). Un saludo y suerte.

  5. A ver si nos enteramos de que las reglas ortográficas también son necesarias en la poesía, aunque (debo reconocerlo) no creo que usted piense que su texto merece encuadrarse en esta modalidad literaria (no dudo que es inteligente… Al menos los lunes…).

  6. El príncipe preguntón

    Un sugerente texto, que me llenó de agradables sensaciones, aun cuando a mi juicio es más prosa poética que poema, pero esa es la vieja discusión de siempre.
    Te deseo suerte en el certamen.

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