El concurso. Por Dorotea Fulde Benke

No presté mucha atención a lo que mi primo Andro decía por teléfono. Más bien le contesté algo cortante porque esperaba otra llamada, la de una buena amiga que iba venir a verme para relajarse. A esta hora inoportuna, Andro me llamó muy nervioso; su tartamudeo, reforzado por la agitación,…

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