Me quedan algunas cartas que escribir
y hacer algunas confesiones que retuve por miedo
o avaricia de no dar estando a tiempo.
Puede ser que solicite algún perdón, que espere una disculpa
o que haga alguna que otra aclaración
Para dejar todas mis cuentas claras.
A mí tal vez me tengan que justificar algún olvido,
razonarme los motivos de todos los silencios
o seguir con prudencia silenciando el descuido, la omisión.
Pero todo cuanto deben lo borré de mis libros
Y no queda constancia de la deuda.
Que nadie tenga prisa por devolver los besos,
Por llenar el vacío que se adivina eterno
Por llamar a mi puerta
Y sentarse conmigo a proyectar el tiempo
Y tomarme las manos
Y platicar del día infinitamente lento que se aleja…
María Dolores Almeyda
Bellisimo poema.:)
Llevo algunos días leyendo sus trabajos en este blog pero este no puedo dejar de comentarlo porque me ha conmovido profundamente.
Enhorabuena.
Saludos
Gracias, Enrique.
«Pero todo cuanto deben lo borré de mis libros
Y no queda constancia de la deuda.»
Ese parrafo me duele un poco, a la vez que me emociona, porque aunque nunca anoté las deudas, reconozco cicatrices, constancia clara de algunas heridas.
Tengo prisa, igual que mis canas en blanquear mis sienes, por que me devuelvan besos y me soliciten algún perdón aunque esté concedido de antemano.
El texto es precioso,indulgente y sereno. Y me ha encantado.
Quizá mi lado brujo, me hace protestar un poco.
Un beso Mª Dolores.
Me han gustado mucho tus apreciaciones, el comentario y las palabras con las que defines el poema. Y ese lado brujo es tan necesario como oportuno.
Un beso, Y gracias