Hoy siento mi corazón
latir con ansia y con pena,
y el interior de mi alma
se oculta tras de la niebla,
como un fantasma maldito,
sin esperanza, que llega,
cubriendo la noche oscura
de penumbra y de tristeza.
La nieve de la pasión
cubre de frío y no espera
a que un mundo posicione
su sentir o su querencia.
¿Qué habrá sido del amor
que su calor no penetra?
¿Dónde está el entendimiento?
la amistad que desespera,
como un pétalo marchito
ante tanta indiferencia.
La verdad y la razón,
luchan solas y se entregan,
ante un mar de incomprensiones
y realidades perpetuas;
a un lado va la ilusión,
que casi siempre regresa,
cabalgando en un desierto
con lazos de pena negra.
Las manos se alzan al cielo
y en su abismo se contempla,
una infamia y un desprecio
que asusta y que desconsuela.
¡No quiero ver la crueldad!
¡No me dejéis que la vea!
Quiero un mundo diferente
sin temores sin barreras,
donde se encuentren los hombres
y en esa amistad sincera,
permanezca un contenido
de amor, virtud y riqueza.
¡Habladme del corazón!
de esas esperanzas bellas,
y no de esos carnavales
de falsa sonrisa inquieta,
que van engañando al mundo
con su careta de feria.
¡No me habléis de una amistad
que sin cariño se aleja!
¡Habladme del sentimiento!
de tantas, tantas promesas,
que se fueron con el aire
y ya nadie las recuerda.
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Autor: Juan A Galisteo Luque
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