Hola, amigos:
Da gusto presentarse por aquí con un nuevo libro bajo el brazo. Y este es el motivo de esta entrada, la aparición de mi nueva colección de relatos: Yo soy la locura.
Todo va rápido… Tan rápido… Ahora, precisamente, se cumplen dos años de mi primer encuentro (cara a cara) con el entrañable Ramón Alcaraz. A los pocos meses de aquella toma de contacto, en noviembre del 2013, sacamos Caminos que conducen a esto. La de alegrías que nos ha prestado esa colección de cuentos.
Ahora vuelvo con Yo soy la locura, que lo edita Huerga & Fierro. Una colección de relatos que no cesa de proporcionarme alegrías, pues ya recibió el pasado mes de diciembre el XXIV Premio Anual de Escritores Noveles de la Diputación de Jaén.
No os voy a contar de qué va… Para esto me voy a servir de la contraportada que me ha regalado el gran Ángel Silvelo; tan buena que es la que usa la editorial como ficha (gracias miles, Angel). Os la dejo un poquito más abajo.
Mil gracias por vuestra atención.
Un abrazo fuerte.
Andrés Ortiz Tafur
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Los relatos de Andrés Ortiz Tafur se suceden como un ritual de las emociones, donde los sentimientos humanos se desplazan a través de una especie de locura que no es tal, pues todos y cada uno de los protagonistas de estos cuentos solo atesoran las debilidades y pasiones del ser humano. A partir de un cuadro de Emilio Maldomado titulado Yo soy la locura, el narrador traza un universo literario único, a modo de territorio que él explora desde la incredulidad o la sorpresa que le transmiten sus personajes, siempre prisioneros de sus bajas pasiones, pues el sexo, el amor, la lujuria, el egoísmo o la infidelidad se nos muestran como enfermedades incurables. Aquí, el narrador juega a mostrarnos el mundo de la pareja como un solar devastado por el día a día y las necesidades irreconciliables del ser humano. Y lo hace muy al estilo de Raymond Carver (bajo el signo de un realismo sucio que, a veces, es muy cruel), pues en cada relato, finalmente, nada es lo que parece, y bajo esa sencillez de las situaciones cotidianas, que solo nos dejan ver una pequeña parte del iceberg (aplicando la teoría de Hermingway), se encuentra todo un largo y complicado tratado sobre el comportamiento humano, el del hombre y la mujer que, como dos antagonistas, en demasiadas ocasiones se obstinan en no darse una nueva oportunidad.
Andrés Ortiz Tafur, de esta forma tan sobresaliente, se erige en el gran hallazgo del año en el panorama literario español, pues su voz es potente, muy potente, y personalísima, y distinta a cualquier otra, y propia, tan propia, que se convierte en mágica, pues, cual mago, nos toca con su varita cargada de palabras el resorte de nuestra imaginación y de los deseos más ocultos, mostrándonos con una sencillez y una fuerza apabullantes las rendijas por donde se escapan las rendijas de los sueños, dejándonos con la necesidad de ir en su busca y no parar hasta encontrar ese espacio infinito donde siempre tiene cabida el deseo de soñar; y esa es una cualidad que poseen muy pocos en su verbo y en su prosa, y Andrés Ortiz Tafur en este libro las posee ambas es más, yo diría que todas.
Ángel Silvelo Gabriel
Si Ramón Alcaraz y Ángel Silvelo apuestan (y van dos) por Andrés Ortiz, es suficiente motivo para confiar en este libro. Si además leíste Caminos que conducen a esto, estás seguro de que no va a decepcionarte. Y si, para colmo, has tenido la enorme suerte de conocer en persona al cronopio culpable… Venga, ¿cómo es que no has encargado aún Yo soy la locura?
Ramón Alcaraz son las alas de pájaro… Y Angel me tendió en el momento preciso la corriente de aire perfecta para lanzarme en picado. Y ya lo que venga, bueno o malo, no me va a estropear ni una chispa la visión del vuelo, que ha sido deliciosa.
Cris… qué bueno conocerte. Nos debemos cien visitas. Abrazo fuerte.
¡Cómo te pasas Andresito! Muchas gracias. Abrazo
Lo Justo, Don Angel. Lo justo… Abrazo.
Venga, yo medio. Andrés es un loco maravilloso; Ángel, un escritor cuerdo como pocos. Y leerlos a los dos es un placer que no hay que dejar pasar.
Seguid así, que con vosotros la Vida mejora.
Besos.
(Que estoy de Feria, pero no bajo los efectos del alcohol. O sea, que solo digo la verdad.)
Y muy guapa, doña Elena. Tendrían que alargar por dos meses más esa feria, na más que para disfrutarte vestida de flamenca.
Besos al son de lo que tú quieras.