Asisto alucinada al fin de las corridas (de Toros, se entiende) en Cataluña. Les confieso, me gustan los toros, como aficionadilla normal y corriente. No he leído el Cossío, aunque no descarto hacerlo un día. Todos los años asisto como poco a dos corridas de Toros en mi pueblo. Por cierto dentro de muy poco, iré. Entiendo a quienes no les gusten los toros, simplemente que pasen de ir.
¿Qué tiene que ver el toro con la literatura? Pues mucho, desde el magnífico poema de Lorca a Ignacio Mejías… recuerden… Eran las cinco de tarde… hasta muchos cuentos de Heminway. Nuestra cultura se impregna del arte del toreo, aunque a algunos les pese.
¿Como dejar de decir, torear a alguien, cambiar de tercio, ponerse bravo, ponerse el mundo por montera, echar un capote, hacer novillos, atarse los machos, llegar al último toro, cortarse la coleta, dar largas, tener mano izquierda… etc?
En fin, ejemplos hay muchos. De todos modos el Toro es cultura, el toreo es cultura hispana. Y a mi me gusta esa cultura. Entiendo que quienes no quieran ir que no vayan, simplemente que nos dejen disfrutar a quienes si queremos.
Es curioso que se prohiba antes los toros que el boxeo, si de crueldad hablamos…. En fin, dentro de menos de quince días espero sentarme en la plaza y disfrutar de una buena corrida, si el tiempo lo permite.
Brisne
Blog de la autora.