Stromboli. Por Anita Noire

STROMBOLI

Crees conocer a alguien y de repente un día, después de una cuantas idas y venidas, ya no comprendes nada de lo que hace, de lo que dice. Los comportamientos de ese que creías conocer te parecen propios de un marciano, de alguien a quien te enfrentas por primera vez. Pero pasa el tiempo y después de mirar a los cuatro puntos cardinales, al presente y al pasado, e incluso con un poco de terapia mundana, te das cuenta de que en realidad nada de lo que te sorprendió, que incluso te paralizó en tu manera de relacionarte con aquella persona, era realmente algo novedoso. Lo único es que no lo supiste ver, no te lo dejaron ver. Aquel «apuntaba maneras» que en ocasiones se nos escapa cuando hablamos con alguien afectado por una decepción personal se puede trasladar a uno mismo y tomar de la misma medicina. Y al final, dándole vueltas a la teja, te das cuenta de que, aunque no lo querías ver o no lo veías o, simplemente, no te lo dejaban ver, en vuestra relación (la que fuera), ya apuntaba maneras, lo mismo que ahora las apunta en la de los terceros que le rodean. Hay gente que tiene una gran capacidad para comportarse como verdaderos hijos de perra con guante de seda, y, cuando asoman por la vida de uno, si no se ha sido capaz de ver que bajo la purpurina que lo engalanaba lo que de verdad escondía era una gran vasija de purines, entonces puedes darte por jodido. Pero el tiempo da y quita razones, y solo hace falta sentarse junto a la puerta, sin más voluntad que la de observar a los que pasan, para ver que no fuiste el único cadáver que intentó anotarse en su cuenta de haberes y que, en realidad, tuviste una suerte bárbara el día que, malherido, decidiste hacerte el muerto.

Anita Noire

Blog de la autora

5 comentarios:

  1. Lobos con piel de cordero. Abundan. Saludos.

  2. Buenísimo. Como dice José abundan los lobos con piel de cordero. Pero, también, hacemos «puntos ciegos», que impiden que veamos o valoremos personas y actos que es evidente que ya «apuntan maneras».

  3. Elena Marqués

    Siempre dando en el blanco.
    Yo yambién creo que tenemos un sexto sentido que nos hace detectar enseguida el lado lobo, pero preferimos darles una segunda oportunidad o dejarnos acarciciar por la piel del cordero.
    Muchos besos para todos.

  4. Dolorosa precisión quirúrgica en la definición. Pero sigue doliendo sentado a la puerta, esperando. Mejor que duela a no sentir nada (esto es de no recuerdo qué peli. Me lo enseñó un lobo).

  5. Vemos como somos. Si retorcidos, vemos retorcido, si de buena fe con ella. Al final la experiencia, los continuados golpes contra una pared hacen que uno se coloque las gafas correctas..

    Afortunadamente Anita no hay lobo que no aulle, y un poco de luz de luna llena los descubre.

    Un abrazo.

Responder a José Fernández Belmonte Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *