Habían borrado por completo de mi cerebro mi fecha de nacimiento. Con ella desapareció para siempre la contraseña de mi correo electrónico, el pin del móvil y el número secreto de mi tarjeta de crédito. Nunca más pude abrir el e-mail, tuve que tirar el teléfono, y me bloquearon la Visa en cuanto me acerqué al primer cajero. Yo no quería envejecer, pero jamás pensé que mi última operación de estética me traería tantos problemas.
Maribel Romero Soler
Blog de la autora.