Tú has escrito una oda sobre mis sombras,
éxtasis permanente del fuego a la luz y de la luz al fuego.
Tu amor desata duendecillos alegres
y con los cielos de tu voz inventas para mi,
una sutil declamación sin final.
Mi obra decisiva eres tu, mi poema más aguerrido,
mi himno a Eros ataviado con la sal de mis ansias.
En esta tierra escasa de dulzura,
llenas mi esencia como nadie se atrevería.
En tu barro prodigioso he tatuado tu risa,
y para ti he construido la mía, con yeso de humus sideral.
Cuando ya nos creíamos de regreso de todo,
pudimos rescatar lo mejor de ti y de mi,
para encontrarnos en la puerta del día,
tomando yo de ti, tu de mi.
Así edificamos esta obra, el mejor prodigio de nuestra creación.
Tu mi hombre, luz, mi inspiración,
yo tu mujer, dulzura, sueño, sangre, esencia…
Así te esculpe mi afanosa mente y mi corazón
palpita sobre tu piel vibrante, dibujando oleajes
persistentes en nuestros cuerpos
que semejan el movimiento del océano en furor.
Tú has hecho una original obra con mis harapos existenciales
y yo he realizado la mía con tu ser maravilloso,
surgiendo una tercera de los dos, el triunfo del amor.
Somos del cielo el designio, del fuego la creación…
Hemos derramado una danza sublime,
caminando en un tiempo que nos separa y nos acerca.
Con el perfume natural de tu cuerpo, con los efluvios del mío,
nos desplazamos en alud de pétalos con los que edificamos un puente,
por donde vienes a mí y yo voy a tu encuentro
recogiendo alegrías que ya no esperábamos, ardientes, luminosas…
Nuestra danza es una etnia poderosa, puede ser vals o tango,
pero tu y yo sabemos que es copla y merengue,
tu bandera y la mía, enlazadas con ritmo y armonía,
dos universos unidos, dos mundos que por amor son uno.
¡Oh! Danza divina sin disgregaciones,
lenta, rítmica o convulsionada,
nuestros cuerpos sin trabas ni malicias
atrapados en las coartadas de la pasión y la vida,
acompasados entre el ritmo de la música.
Así los dos, tu y yo, dos corazones afines y vertiginosos,
silenciados por el estrépito de un beso,
volamos en la oda del placer,
mientras nuestros espíritus polinizando el amor,
van y vienen de todos los cielos, los mundos,
los infinitos espacios de la noche y el día en esta obra de dos.
Me da la impresión que es tan de Dos esta obra, que el resto de los lectores quedamos fuera… Espero equivocarme. Suerte en el concurso
Mucha poesía en esas líneas llenas de un sentimiento que se percibe profundo y anhelado.
Mucha suerte Taína.
que ternura, como te entiendo, volver a amar es una gloria y decirlo en un poema como lo dices tu, es mas grande aún.
Taina, en tu “Obra de Dos”, plasmas con palabras propias de una musa, el éxtasis y la poesía que envuelven la unión de dos almas.
La mejor de las suertes.
Hasta el propio Eros, vería debilitada su deidad ante tan poéticas palabras, que en su danzar, hacen fluir la escencia del más profundo de los sentimientos.
Te felicito Taina, bien merecerías ser denominada la diosa de la poesía.
Mucho éxito Taina.
Un amor maduro, es lo que deduzco despues de leer tu poema, el mejor de todos, el que mas se siente porque estamos capacitados para vivirlo sin restricciones.
me gusta, lo describes de una manera tan perfecta que tal parece una historia contada en un poema.
Ojalá tengas suerte.
Taína, es tu seudónimo, quisiera saber si tu nombre encierra la misma belleza que tus letras.
Mujer tienes que ser sin duda, y no cualquier mujer, debes tener un alma incomparable y se me ocurre que a la par con ella, tu figura también será espectacular, aunque eso es lo de menos, lo principal es que si no es la mejor, la tuya está entre los mejores poemas sin rostro.
leyendo tu poesía voy a imaginar tu rostro taína.
Muy profundo, hay que meterse en esas letras para entender lo que es amor verdadero.
Mi alma dejaría de ser de madera si una mujer escribiera inspirada en mi, un poema como ese.
Inmenso, nada mas hay que decir.
Un poema de amor respetable que transmite éso,amor.
Un intenso poema de amor maduro, de amor cuando ya nada se esperaba de la vida. Son esos amores los más entregados puesto que han conocido la soledad y también el vértigo del final. Por eso de degustan con más pasión. Todo esto y mucho más me sugiere tu poema. Habéis unido dos patrias, dos banderas, dos almas, y de la mezcla alegre nace la nueva vida.
Todo esto está muy bien, pero ahora toca decir lo que menos me gusta, sin que por ello pretenda desmerecer el poema o los gustos diferentes.
Y lo que menos me gusta es el exceso verbal, el barroquismo, la repetición incansable de un mismo motivo. Tampoco me entusiasman algunas expresiones un tanto ampulosas (como ese «¡Oh danza divina sin disgregaciones…!») en un tono un tanto periclitado. Pero bueno, esto no es más que una opinión exclusivamente mía y que, a tenor de los excelentes comentarios que tienes, seguro que debo estar equivocado. Celebro que disfrutes de un amor tan intenso y de tantos buenos lectores que te animan. Es una suerte.
Te voto con un cuatro y aprovecho la ocasión para invitarte a leer mi poema, el 139, para que dejes allí tu opinión sincera si así lo deseas.
Un saludo.