Nov 29
“…Sin rostro y a la sombra de las nubes,
se dormía con el mecer de las olas…
pensando que las caracolas
suenan a cielo…
¡Oh!!! No están maduras…
Solo que al final y sin respuesta,
cayó poquito a poquito,
y viéndose así, llamó sin fuerzas:
¡Muerte! ¡muerte!
¿Dónde estás?
Hasta que apareció.
Y ella no era fea, ni estaba armada.
Sólo ofrecía su larga palma emplumada.
Y con los ojos cansados,
lleno más de amor que de obediencia…
escuchó:
-¿Qué quieres?
Y humilde le respondió:
¡Que me lleves al cielo!
Y así, medio desamparado,
se duerme Él con las estrellas.
La vida siempre amable,
ya no necesita su nave,
fue a morar eternamente con ella”.
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154- Ella. Por Adán Adán,
Es un camino bastante transitado. Requiere mucho arte salir airoso de un tema como el que has elegido. De todos modos suerte en el concurso.
En efecto es un poema narrativo que casi podría entrar en lo teatral. El tema de la muerte es recurrente en la poesía (como el amor) pues no en vano es una de las escasas certezas. Pero tratado así, más recuerda a algún autor decimoñóñico que otra cosa. No quiero desmerecer la intención, pero opino que este estilo nos queda ya muy lejano.
Te voto con un uno. Aprovecho la ocasión para invitarte a leer mi poema, el 139, y a que dejes allí tu opinión si así lo deseas.
Un saludo.
Texto mortal,pero de malo.
Al releerlo parece un chiste.