Mi madre me ha dicho: “Quieres ser poeta,
levántate el alma y lánzala al viento como una cometa;
que extienda sus alas sobre hierba fresca,
––deja que del valle tome nueva esencia––
que frutos y flores le den su existencia
y lleve en la boca el sabor del agua que a diario le riega.
Llévala despacio a la joven bella
que bajo una sombra sueña con la hierba.
Camina con ella, con la tarde fresca, que tu alma se una
a su alma de flores, nardos y azucenas.
Descubre en sus ojos una luna llena
come del amor, bebe de los besos que hay en su colmena
y bajo la noche, deja que te envuelva
en su piel bañada con olor ––hambriento–– de sereno y tierra”.
“Levántate al Sol y lleva tus manos hacia el fruto nuevo
que ha dado la Tierra con ansias de cielo.
Recoge sonrisas en el campesino
y siembra en el niño voluntad y anhelo.
Lleva tus sonrisas en el corazón, fuertes y profundas tengan sus raíces
recita tus penas como una oración,
para darle gracias a Dios por que existes.
Hazte un buen amigo de la golondrina (que la libertad sea tu compañera)
llámales hermanos al Sol y la Tierra
con una sonrisa saluda a la noche, la tarde y el día
y que cuando llueva, has saltar tus versos sobre cada espiga
para que sus frutos engendren poesía.
Ten la fortaleza de todos los ríos
que brotan ansiosos buscando caminos,
no dejes que nadie rija tu destino
pero oye consejos del que es buen amigo.
Odia como un niño que, cuando lo hace, no tiene memoria.
Ama como un hombre, con todo tu esencia;
que te duela dar sin remordimiento, como hace la rosa
que regala a diario perfumes al viento.
Toma del buen vino que regala el tiempo;
no te hagas adicto, que para vivir no es el complemento.
Y cuando tu alma no extrañe tu cuerpo,
y pintes palabras del color del fuego;
cuando seas la esencia de este siglo nuevo
¡serás un poeta y versos y estrofas serán tu alimento!”.
Mi madre me ha dicho: “Quieres ser poeta,
levántate el alma y lánzala al viento como una cometa…”