El cuarto en tenue penumbra
sombras de besos perdidas en el techo
dedos que bailan y juegan delirantes
se aprieta aún mas el nudo estrecho.
Sin aliento en algunos instantes
confusión de sábanas y almohadas
se retuercen de deseo los amantes
desconcierto de cabezas despeinadas.
Aquí la lujuria habita desnuda
entre gemidos entrecortados del ambiente
al infinito hace volar cuerpos y almas
alguna palabra suelta indiferente.
Sueños desnudos y sonrosados
inocentes lenguas afiladas como espadas
hambre de sexo desbordado
boca con boca, pecho contra espalda.
Peligrosas las fieras andan desenjauladas
se acechan, se acarician y se muerden
bajo la cama la inocencia guardada
la irreverente castidad por la ventana se pierde.
La lujuria se abre como las flores
se extraña y se deja tener
tantas veces sin temor se busca
quien alguna vez no la ha querido poseer.