Vengo traspasando horizontes de lejanía
sacudiéndome el polvo de las cenizas
que arrojaron volcanes eruptivos,
fuego de antiguas pasiones,
calcinándome en la lava del olvido.
Vengo desde la lejanía
a reencontrarme con la vida
porque soy tierra fecunda
que necesita de la semilla,
del agua, de la lluvia que revitaliza.
Traigo manos de labriego
con sueños de cosecha.
A veces,
mastico la silueta de los días
consumidos en dolorosa agonía,
que taciturnos espejos de la memoria
incendian los vientos todavía.
Digiero lentamente el olvido
y me levanto
siendo pájaro que va hacia su destino.
Vengo de horizontes lejanos
buscando la alborada
y un aroma nuevo
para perfumar al alma.