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53- Renovada Siembra. Por Licelle Kisdal

He florecido…
                     en el páramo vacío de mí misma
y espantado los inviernos
                       -anegados y profundos-
que en la desolada y desvalida estepa,
                      helaban sin piedad mi siembra.
Me he despojado de tinieblas
y he dejado el corazón
                             desguarecido;
alguna que otra vez, incendiado, apasionado
y en otras… moribundo o afligido.
Aún así, glorificado y obstinado
                              permaneciendo vivo.

He despertado en el cieno y adormecido delirios.
He transmutado los sueños
                       – pertrechos persistentes-
que resisten  tenaces al  olvido.
Y aún así, he florecido…
en el desierto sediento de mí misma
camuflando verdades  o aprendiendo a vestirlas,
trocando al fin, inconsecuente
experiencias estériles y añejas,
                                     por nuevas semillas.
                 
He desplegado las alas
                     para alejar convicciones y certezas
pesadas o inútiles.
He destilado halagos y juicios destemplados
                             sin obnubilarme, ni hundirme.
Y volver a empezar
aprendiendo una vez, y otra vez
que florecer es sencillo – y posible-
pero no, en tierras viejas.

Que navegar es factible
con el velamen de los sueños alto
aunque cargues el ancla
                              del pasado a cuestas.
Para encontrar al fin la tierra fértil
que espera nuestra conquista
y anhela una renovada siembra.

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