Dime, Olga, dime si sabes
Para qué han servido tantos Sartre y Beauvoir
Tantos Caligula en versión moderna
Las tardes recluidas en cerveza y bailes frenéticos
Esos planes en Montmartre
Todas esas penas
Que íbamos a llorarle a Baudelaire
Todos esos viajes largo tiempo discutidos
Con el chileno poeta que no entendía
Ni un sólo verso
Tantas veces el charco cruzado
Para seguir con tus luchas fronterizas
En un país con tres lenguas oficiales
Y la inevitable mezquindad de nuestra raza
Para acabar en la soledad de la locura
Dime, Olga, dime si puedes,
Algo que sea más doloroso
Que la vida