Poema descalificado para el premio del público.
Acostados sobre la hierba esto es lo que somos
naturalmente
una humedad de labios despiertos
un estallido de ojos envueltos en deseo
una adivinanza de cuerpos descubiertos
La noche tibia es el crisol de nuestra piel
incitándonos a combatir en besos
a navegar delirantes dentro de un ritmo convexo
Hay cuarenta y dos grados en nuestro flamígero tacto
tocarnos es despertar a la marea frenética
a la ebriedad tiránica y desnuda
He de decir aquí ahora
que no tenemos miedo a la fábula de los infiernos
ni a morir entre los gemidos que tejen nuestro universo
y mis manos buscando y tus labios respondiendo
florecida me recibes
luminoso te poseo
mientras murmura el universo con gotas de terciopelo
que son azules los gestos y sedientos los besos
Un crepitante balbuceo
o es más bien tu ombligo
abre el portal de una nebulosa agitada
por un radio perfecto
y mi lengua
dialecto inventado para tus quebradas
se posa reposa y alboroza
en tus blanduras de suave talento
Y entonces caigo prisionero en tus pechos
erizados como un tumulto de signos
y tras las dunas agitadas por el soplido de la luna
inflamadas por los ríos desgarrados de la ternura
aparecen de pronto los monosílabos
los alientos platinados los líquidos perfectos
y luego tiembla la sangre y la espuma se hace infinita
el tiempo entra en nupcias con el claro de luna
y todo se destruye y se deshace para volver al tiempo del verso
donde estás tú que te me vienes de a trancos
galopando a ritmo de olas a ritmo de trémolos
buscando una estación libre de adjetivos y libre del silencio
Un relámpago nos destroza
sobreviene un diluvio hechicero
zumba la noche profética un himno de árbol un fruto de fuego
tú ríes y lloras con el alba que nos llega rodeada de chopos
y nos quedamos así acostados sobre la hierba
donde puedo ver los dos mirlos delicados de tus ojos
allí donde concilian todas la evas
para observar el rito perdurable del nosotros.