Esta tarde llueve como nunca; y yo
No tengo ganas de vivir, corazón.
César Vallejo
Esta tarde llueve y yo no estoy en Lima.
Llueve con una placidez que me desarma y humedece los pechos.
Con anteojos al revés la niña rota en el balcón de enfrente.
Esta tarde llueve y yo no estoy en Lima
Otros van conmigo.
En la soledad de mi ventana oigo los sonajeros de Zimbabwe
con su vieja zampoña .
Un monje de Bhután lee las líneas de mi mano:- ¿voy a vivir muchos años? ¿Es esa exactamente la voluntad de Dios?
II
Esta tarde es dulce. ¿Por qué no ha de ser?
Viste gracia y pena; viste de mujer.
y la niña sacuda sus trenzas en mi sala
la tarde es dulce
¿Por qué no ha de ser?
He colgado la amenaza detrás de la puerta
Y un tiempo para deshacerla con herraduras. Esta tarde lluevo y yo también olvido el corazón,
lo anudo a las costillas y pienso en tu sexo.
Una y otra vez pienso en tu sexo.
III
Su bloque de hielo sobre mi amapola
Más fuerte que su “no seas asì¨
Llueve la desnudez, mi adolescencia,
capricho de inventarme desaforos
el llanto de cien agujas en mi espalda.
Esta tarde acoso la ventana
y tú no estás aquí, aunque estuvieras
por eso llegaron Los Heraldos
para llevarse mi barquito perdido,
el más lindo de todos.
Nos ha besado la misma maga senil,
me llama Mirtho.
No quiere pronunciar mi maldito nombre de princesa en discordia.
Todos se van en la corriente
con los barcos de papel que arrojan los muchachos
la maga.
Aquí estoy yo
mojándome de mieles
de granizos
una y otra vez pensando en tu sexo.