No hay nada de malo
en gritar en un sitio cerrado.
Salvo para quien no se espera
semejante grito desesperado.
No hay nada de malo en sentir,
expresar,
desarrollar la vida,
en el entorno,
en el aire
en dónde tú estas.
No hay nada de malo en ser persona.
En ser alguien que desde dentro ve
desbordados los sentimientos.
No hay nada de malo,…
… ¡nada!
Solo existe la pega,
de no hacer lo adecuado.
Respetar a los que no están preparados.
Esa es la premisa,
para que nadie salga dañado.
No hay nada de malo en gritar.
Desahoga, desquita.
Llena de vida.
Pero no lo hagas
en horas intempestivas.
¡¡¡Grita!!!
Y que tus gritos
se escuchen
en el papel desde el que yo te escribo.