Entre luz y sombra
el fin de tu suerte,
ansiando tenerte
la que nadie nombra.
Tras paz ofrecerte y
colmada de calma
se despide tu alma
de un cuerpo que inerte
sus huesos no ensalma,
qué fin tan mezquino
cuán negro destino
escrito en la palma:
vagar es tu sino,
qué larga la alfombra
de sangre y deshonra
que marca el camino
con calma y mesura,
¿tendrá la asesina
a la que abominas,
terrible tortura?
¡Justicia divina
que a todos igualas!,
si a mi me apuñala
¿por qué sigue viva?
Vestida de gala
acude a sus citas
¿y no resucitas
a quien sueño regala?
¿acaso es bendita?,
¿te queda cordura?.
Con esta amargura
la vida no es vida.