Poema descalificado para el premio del público.
Ayer te abracé, mi niña,
sobre el suelo duro y frío.
Tu cabeza ladeada.
En mis manos, tu puñito.
Alzaste la vista pétrea,
vidriosa y ya sin suspiro,
el reflejo de la noche
que se desplaza a otro sitio.
Carne muerta recogida
con mis brazos extendidos,
la maldita carretera
llevándose otro diablillo.
¡Ten cuidado, mira antes!,
tantas veces advertido.
El destino caprichoso
que corta lo que está unido.
Un charco de sangre roja
me calienta con tu frío,
la lágrima que desciende…
nuestros líquidos reunidos.
La oscuridad nos envuelve,
el telón ya se ha caído.
Mañana cuando amanezca
para siempre te habrás ido.
Ayer te abracé, mi niña,
sobre el suelo duro y frío.
Recuerda que cada noche
yo también muero contigo.