Ámame, porque el reloj se detiene
en cada momento que no me miras.
Los minutos se transmutan en días
y entre los compases del silencio retumba
mi soledad en tu compañía.
A la sombra de un fantasma en agosto
es instante de violencia cosida, si no oigo tu voz.
Y confundo el paraíso donde vivimos en tormenta,
donde no hay puertas…
Y me siento fané, confundida
y veo tu rostro descompuesto y árido.
Y el mío estropeado por a las lágrimas que ya no querían caer,
solo querían que tú secaras esa humedad.
No necesito una bofetada en la cara
para sentir el abandono,
presente en cada esquina de mi tálamo…
Me voy a tomar un respiro, abrir mi corazón
para que crezca la semilla de tu amor.
Que haya de nuevo calor en mi cama…
Que se vayan las nubes de mi ventana.
Tus semillas crecerán
con la claridad de un nuevo cielo
Y mis manos tocaran sus pétalos.
Ámame.