(1)
He venido a quedarme aquí,
Arrimado,
Mudo de ti,
en tu ausencia detenido;
he llegado vencido,
desolado,
húmedo de no estar
junto a tus soles.
He venido de ser
Despedazado
Como el cristal,
Como la bruma apenas,
Cuando la luz salpica
De arreboles y raíces
La cruz de los caminos.
He venido a quedarme aquí,
Dormido,
En carne viva,
Desnudo hasta de sueños;
He venido a quedarme
A ver si nombras
La eternidad azul
De mis heridas
Y me llenas de ti
Y de tus sombras.
(2)
La eternidad del tiempo
es una herida,
piedra solar de lluvia
y resolana;
hay tiempo aquí en mi piel
y en mi mirada
que fugaz se estaciona
en tus caderas.
Tu pelo, enredadera brusca,
Va subiendo
Por la memoria sola
Como un río
Que marchara al olvido
De tus muslos.
Yo te pienso desnuda
Como una playa sola,
Amada por el mar,
Acariciada,
Golpeada, sacudida
Por la espuma,
Diversa en su espiral
Y a veces una
En el silente roce
Del salitre.
Yo te amo,
La eternidad no existe
Más allá del instante
En que te beso.