Icono del sitio III Certamen Poemas Sin Rostro

136- Apuntes. Por SOMA

Quisiera saber que es cierto.

Átomo disperso que perdura.

Nuestros versos, vivos.

Nostalgia de ser de nuevo un niño.

Haber escrito más.

Aquel regazo en que pude ser yo.

Este silencio, esta vida.

Y Paola que me espera… Ya es muy tarde.

Días pasan, días me miran quedarme.

Aspiración recrear algo con vida.

Aspiración escribir algo que sientan.

Literatura me mira sin verme.

Vagar entre los jardines de la mente,

cazando a los versos que flotan

en forma de libélulas.

Una historia que apenas puedo entrever,

pero no lo suficiente.

Mis primeros veinte años de vida fue buscar la soledad;

ahora no sé que hacer con ella.

Esta carne, o mis dedos temblando.

Daría todo por capturar la belleza un instante.

Pura, multiforme, definitiva.

Pienso que si alguien lo lograra

todos nos volveríamos niños…

Noches en las que juego a perderme.

Una leve sensación parecida a la alegría.

Camino por la calle, sumido en el abrigo.

Pienso que quizás lo logre.

Sí, algún día.

Esa historia. ¿Todavía tengo tiempo?

Mero holograma que sigo, en callejones sucios.

Estos sueños que no se detienen.

Paola me espera. Es tarde.

Detrás de esta palabra quizás se esconda un mimo.

Julio César lloró a los pies de la efigie de Alejandro.

Quizás pronto entienda aquello.

Pabellones de estatuas se levantan retadores.

Fingir entereza.

Indescifrable encanto de aquel verso.

Inextricable código que me obstino en desmembrar.

Todavía recuerdo a mi madre. Ella leía en mi algo.

Quizás no fuera nada.

En mis anaqueles hay, en la contraportada de un libro,

un verso que hice a los diez años

No podré leerlo sin sufrir.

Vagar a esquinas estelares

todas las plumas brillantes que me cubren

o me harán aquel que me habla entre sueños.

Vida, sólo eso.

Y este instante,

al que siempre he de volver.

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