el río
pasa a veces por mi cuarto
y tengo miedo
de bajar las piernas y
que mis pies no alcancen la otra orilla
donde se esconde el armario con mis cosas:
los restos de tesoro de la cena del día quinto, las caricias del jueves por la tarde y el papel arrugado que mastica con coca incluida el hombre azul de los sueños que se repiten.
hoy parece que baja la marea de mi cuarto.
se diría que pretende partir la cama en dos
atravesar el oleaje buceando por los pasos
los retales de telas muertas y otras rejuvenecidas
y rescatarme del naufragio que me invento cada vez que mi pie se desploma sobre el lado derecho de mi cama, por donde empieza el deshielo que origina la riada.