Cuando de la tristeza
sepamos mediante postales
cuando el hambre
se exponga en los museos
cuando se extingan
las condecoraciones militares
y desaparezcan las cifras
de desaparecidos
cuando se fumiguen las estadísticas
de aburrimiento
o nos condenen a todos por reírnos
en día laboral
cuando en el desierto vendan equipos de buceo
o cuando dejen respirar
a los fumadores
cuando encoja nuestro dolor
cien por cien de poliéster
o cuando no quepa ninguna duda
cuando la marabunta se quede afónica
y no pueda por nadie más repicar una campana
cuando se aclaren las golondrinas
y se nos agoten las impaciencias
cuando florezca
humanidad en el gobierno
el arrepentimiento en el Vaticano
sensatez en los juzgados
cuando el Pentágono prepare un ataque de risa
y la ONU deje de empeñarse en hacer tan mal el bien
cuando deje de sudar Sudamérica
y dejemos de soñar para tal vez reaccionar
entonces
mis marcianos
será cuando podremos empezar
a plantearnos unos objetivos.