Icono del sitio III Certamen Poemas Sin Rostro

125- Súplica. Por Lento

Llegué a creerme quien tú me suponías,
me entusiasmó tu entusiasmo,

me crecí.
Pero tan lejos de mí estaba la meta,
que no empecé a correr
siquiera.
Porque lo que tú amabas nunca estuvo en mí,
ni tú creíste de verdad que lo estuviera.
Era un sueño forzado,
tuyo.

Dejaste de quererme hace tiempo,
pero has decidido irte
ahora.
Lo dice el mensaje tipográfico
que me observa desde la puerta del frigorífico.
Frío.
Que me clava esta puñalada inesperada y honda.
Seca.
Que me abre esta herida sangrante y extensa.
Dolorosa.
Perdona que no te responda enseguida,
lo haré cuando consiga reponerme
de este frío doloroso y seco,
de este dolor seco y frío.

¿Es tarde?, ¿o estoy aún a tiempo?
Porque removeré los cimientos de la tierra si es preciso
para dejar este desamor tuyo
sin efecto.
¡Quédate conmigo hasta mañana, amada mía,
y hagamos juntos un proyecto!
¡Muéstrame el futuro que ambicionas,
y yo lanzaré veloz mi fantasía
a su encuentro!
¡Espérame donde tú quieras,
y yo seré quien esperabas
cuando me querías!

Si aceptas quedarte esta noche conmigo, querida,
si dejas tu amenaza en suspenso,
yo te prometo
que me llamarás de nuevo tu amigo,
y hablarás de un amante nuevo
y atento,
que tú serás mañana la princesa del cuento,
y la rana será un príncipe encantado
y contento;
que mi cuerpo vibrará con tu cuerpo,
que mi mente vibrará con tu mente,
tras haber vuelto a la vida,
de la muerte.

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