Los poemas son: trozos
de piedra desgarrada
en el alba, pedazos
de sonrisa posando
al mármol,
llantos que duelen
como cosquillas…
Se enganchan en la piel
y luego caen
como palabras.
Hay tanto anhelo en ellos
que los ayeres
se apagarían negros
si inundasen de luz
la penumbra en que llegan.
Amanecen de pronto
y secuestran el alma
de las cosas.
Y se marchan.
Desaparecen solos
dejando un aleteo
de ballena viajando
en el mar.