Y no se te hace tarde.
Sobre las dos y media te aseguro
Que no me has despertado.
Luis García Montero
Me encantó que los borrachos
Desviaran sus miradas del fútbol
Cuando entramos en aquel bar.
Hacía tiempo que no olían la frescura.
Sé que a las ocho aún no has despertado,
Y, aunque no lo quieras,
En casa huele a café y tostadas.
Los ancianos del banco te miraron como si no existieras.
Ellos también dejaron a un lado las pipas y el periódico.
Levantas el labio a las dos,
Harta de tu oreja de noticias fraudulentas.
Y esta tarde toca campo y deberes.
Y esta tarde, me toca libros y recordarte.Las pintadas de una pared,
No significan nada si al llegar no suspiras.
Y tu pelo huele a caricias.Esta noche tampoco te veré,
A no ser en el cielo,
Tus padres salen y ofuscan las estrellas.
Este pensamiento mío es un código de barras,
Pequeña vuelta sin amigos, hacia un mar que mata.
Ya sé que no te lo crees,
Pero llevaba sombrero.
Y debajo de algunos tantos que veo,
Estoy seguro se esconde un poeta.
Llego temprano por si tu voz se hiciera llamada.
Pero tus hermanos son como el ajedrez,
Parecen no acabarse nunca.
Hasta que el rey es jaqueado con el mate,
Y en su cama sueñan cuentos infantiles.
Sé que llegaron tus padres,
Y mientras hacían el amor,
Eso que nosotros queremos y no podemos,
Tú robaste igual de silenciosa,
El teléfono que sólo marca un número.
Entonces vibra la mesita de noche.
Y no se te hace tarde.
Sobre las dos y media te aseguro
Que no me has despertado.
Por muchos perdones que insistas,
No te voy a responder,
No te voy a contestar.
Surge ahora la timidez,
De mis versos en tu boca.