Tras el velo de tu piel
flotan mis cenizas por la tarde,
caminan tras el filo
de mi sangre
Sueñan vapor de hiel
y ausencia inocua de silencio,
vibran sobre la luz…
¡destino ajeno!
Viven de tu sur aislado
lejano y somnoliento,
y presa caen sin voz
sobre el mar de olvido
Voces de azul
viajando a bemol,
tristeza en verde,
a la sombra en sol
Y se diluyen los cantos
en el abismo del otoño incierto,
donde mi corazón blasfema
baila en pétalos de azufre
Sabor de infierno en sostenido
tu aire, tu aliento, tu sombra
llamas que besan
sin luz