Cuenta la leyenda, que el príncipe del amor, mientras aguardaba a su princesa, le cantaba por la noche a las estrellas. Sólo así, su luz le guiaría por el sendero que llevaba hasta su alcoba…
Con este poético preludio, presento CREPUSCULOS, una metáfora sobre la soledad y el amor encarnada en once personajes que navegan a la deriva por las calles de la ciudad, entre imágenes envolventes de decadencia y deseos de un mundo mejor.
«Where the streets have no name», interpretada por U2, pone banda sonora a mis imágenes.
© Isidro R. Ayestarán, 2008
NOCTURNOS www.isidrorayestaran.blogspot.com