Lluvia
Lluvia sobre sombras chinescas,
alumbradas por farolas de luz tenue,
frontera entre vida amarga y mundo gris,
gotas de placer, de dolor,
de humedad en los recuerdos,
gotas sin piedad…
gotas de nostalgia…
Lluvia sobre los rostros del desánimo,
del desencanto, del silencio más audible…
Lluvia sobre sombras chinescas
inmóviles en su sendero incierto.
Gotas de agua en su propio miedo,
lluvia nuclear que desintegra a partes iguales,
lluvia pactada en el lenguaje de sordos
de los gobiernos analfabetos, mudos y ciegos.
Rincones solitarios empapados de
uniformes y crueldad, de fanatismo en la mirada,
de intolerancia, de orden y mando,
gotas de silencio, de ¡¡agachad la cabeza a mi paso!!,
de surcos que se esculpen con la decepción.
Y al frente, un niño que pregunta el por qué siempre
en invierno nos asaltan las nubes grises
en esta vida que logramos en la tómbola
de los sorteos inexplicables…
Y de la mano un padre
que no tiene más respuestas
porque sabe que no es agua de lluvia
… es agua de lágrimas.
(c) Isidro R. Ayestarán
Me quedo con estos versos:
«Y al frente, un niño que pregunta el por qué siempre
en invierno nos asaltan las nubes grises
en esta vida que logramos en la tómbola
de los sorteos inexplicables…»