Una palabra tuya es una isla.
Para calmar el roto de mi alma
yo sólo necesito
morder tu voz a oscuras
en medio de un camino desgastado.
Saber que estás y tiemblo
sin tocarte siquiera
y que esta soledad que me disfraza
no es más que un fingimiento.
Me basta con tener una certeza,
que si la vida, a veces, por costumbre,
me anega en la nostalgia
una palabra tuya es una isla
donde sentirme a salvo.
Yo no persigo al águila que eres,
escojo ver sus alas contra el viento
y compartir la paz que te alimenta,
me sirve y sin embargo
hay noches que quisiera ser cereza
y morirme en tu boca
(perdóname si acaso esos deslices)
Ya sé que soy cobarde y no enfurezco
y ni siquiera caigo en el desmayo
pero que esto es amor, qué duda cabe.
Mari Cruz Agüera