SIN POSTDATA. Por Verónica Victoria Romero Reyes

Verónica Victoria Romero Reyes

Tú encharcas de atemporalidad mis arcas de vida,
vacías cuencos llenos y completas mitades solas,
templas los temblores vespertinos al salir de la ducha,
gestas seísmos de alma, el espíritu en mil olas,
y enciendes las noches de lluvia cuando el agua
moja las dobleces más rizadas de mi flequillo.

Eres el escudo, el sable y el blasón de mi lucha.

Qué lágrima sin sal. Qué mirada sin pupila…

Engarzas tu voz de doble filo y silencio incómodo
en la rúbrica inexacta de mis noches y me condenas
a la cárcel marmólea de tu cuerpo en abatimiento,
en roce inconcluso, en atisbo de deseo, ¡mil cadenas!
El alma la diera por ser todo en ti, tu pensamiento.

Cuánta emoción. Cuánto sentimiento.

Y con todo, nunca yo de mi canto pobre escarmiento
porque todo en tu candor es la flema y es el quicio
donde recostarme de Vida yo quisiera, cansada,
o abatida en ocasiones, para concluirme en ti.

O de ti.
O de ti en mí, yo no sé.
¡Sólo un cuerpo se me hace sobra!

Sin razones.
Sin por qué.

Si yo soy brújula, imanto tu norte.
Si yo soy barcaza, eres la maniobra.

Pero yo te pienso en mil mareas y mil ríos,
en tiempo, cruel, que vaga paseando su manto,
y tú no ves, alma mía, que este tic-tac lleva nombre escrito,
tiene puerto donde guarecerse, risa y llanto, ¡y eres tú!

Tú no sabes cuánta luna quemé en verso esperándote
ni cuánto sollozo secó el sol por tu nombre desconocido,
tú no sabes del escalofrío ni del latigazo que me postra
cuando rozas, sin saber, con tu mano el secano del alma mía.

Y yo no sé por qué te pienso y te espero y te celo
en cada ritmo de segundo que me pasa y te atraviesa,
ni sé de la apnea que me acompasa cuando no estás
o cuando te invento en mis imágenes que se enredan
en la realidad que me das y estoy viviendo, a corazón abierto.

¿Cómo decirte que eres tú todo el caudal que me faltaba?
¿Cómo decirte que anduve buscándote por mil esquinas,
mil mares y mil valles oscuros y guardé para ti,
con fruición, todo lo que nunca fue ni será de nadie?

Se me seca la boca y tengo aterido el dedo que pulsa
porque nunca canté al Amor ni sus quehaceres.

Y ahora, que tengo el Amor arraigado en las sienes,
se me muere el corazón por no saber decirte
que eres de mi vida y en mi muerte, todas las mieles.


Verónica Victoria Romero Reyes
Blog de la autora
De tu voz la travesura.
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