Recuerdos que el viento llevó,
recuerdos que están grabados,
aunque no están ya en mis manos,
nada de ellos se borró.
Todo queda en la memoria,
paso a paso, allí quedó,
todo queda en nuestra historia,
para mi, nada mejor,
que el recuerdo tuyo y mío,
que el recuerdo de los dos.
Tantas horas, tantos días,
tantas semanas de amor,
esa palabra divina
que conocemos tú y yo.
Volcados en un abismo,
rumbo ajeno nos salió,
ninguno tuvo la culpa,
todo ello sucedió,
como suceden las cosas,
es peor que la prisión;
es dejar correr el agua
dejando al paso una flor,
caminar solo y sin rumbo
por lograr un corazón
y, alejar la cruel mentira
que hace frágil la razón.
Solo así, podrás saber,
que significa un adiós.
———
Juan A Galisteo Luque
Blog del autor
Del poemario: Romances en la penumbra.
Derechos registrados
Hola, Juan:
No sé qué me gusta más… esas barquitas ondeando tranquilas en aguas norteñas 😉 o tus versos, que ondean melancólicos al son de lo que pudo ser y el viento se llevó… Al menos nos quedan los recuerdos, indelebles, ante la impermanencia y fragilidad de un adiós.
Un abrazo, amigo.
Hola Mar:
Pues la verdad, es que por esta vez voy a creerte más que nunca, ya que sé de buenas tintas que te gustan los puertos de mar y sobretodo el salitre. Por otra parte, como también entiendo que los buenos recuerdos y amores de juventud son siempre inolvidables, quiero por duplicado darte las gracias a tu amable comentario.
Te envío un abrazo y un beso fuerte ¡sirena que eres una sirena!. Juan Antonio.