Poema de amor último
Lo malo de este fin no son las cosas
que nunca nos dijimos,
ni las tardes que acaso ya no vuelvan
en que tu nombre se pegó a mis huesos;
no importan los momentos que no existen
-tu piel sobre la mía-,
nada más que en los huecos del olvido,
ni importa ese dolor de tu silencio
que tantas veces quiso perturbarme,
tampoco la ilusión desmantelada
como la vieja carpa de algún circo.
No importa el oleaje,
la dársena del tiempo que ya no nos contiene,
ni la densa constancia de tu sombra
bordeando mis días
-daños colaterales asumibles-.
Importa más aquello
que nunca aunque quisieras podrías devolverme:
la rotunda firmeza de tu aliento
que empujaba mi barca hacia la orilla
de una isla imperfecta –desierta- pero mía.
Mari Cruz Agüera
Mari Cruz, la poeta del amor, la pintora de las tristes sensaciones desmanteladas como la carpa de un circo. ¿Hay alguna otra forma mejor de expresarlo? Lo dudo.
Un abrazo.