Ostalinda,la niña gitana. Por Yolanda Sáenz de Tejada

A mi amiga Isabel, que lucha, además de con sus manos,
con sus entrañas.

Ostalinda

Ostalinda tiene
ocho años y
saca notables
en la escuela.
—Teoremas
hinchados de
ilusión.—

Vuelve a casa
corriendo
cada día
y entra a borbotones
en la estancia
(así, como acunando
con sus rizos
el aire de la
atmósfera).

Después de comer,
ayuda a
sus hermanos
a descargar la
furgoneta
del mercado
—que cada día
va peor—.

Ostalinda tiene el
pelo negro
y los ojos
ensortijados.
Y asoma entre
su piel
—de golosinas
y café con leche—
un brillo de
jardín de infancia.
(Las niñas gitanas
también quieren
ser princesas.)

Y cada noche
—a escondidas—
enciende sus
ojos
para abrir un libro
de viajes
(sueña con ser
azafata).

Si su padre
la descubre
le gritará colérico:
¡Las gitanas
no estudian!

Al cumplir
los dieciséis
la obligarán
a dejar la escuela.
—Teoremas
hinchados de lágrimas.—

Ojalá mi amiga
Isabel (esa gitana
moderna)
pudiera
cincelarle a su
padre en las
venas
—a fuego hirviendo
pero no lento—
que se puede
hacer
sin dejar de ser.


Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta Web en la sección
«Tacones de Azucar»

Blog de la autora

5 comentarios:

  1. Cristina García Requena

    Por tí y por tu amiga Isabel!

    • Gracias, Crisitina, ella aún se sigue emocionando cuando lo lee. Ella es una mujer necesaria para las mujeres gitanas (y para nosotras).

  2. Cuánto hay en estas líneas Yolanda. No puedo añadir más que mi felicitación.

    Un abrazo grande.

  3. Aplausos a Isabel y a todas las mujeres luchadoras.

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