Mi origen siempre contigo, Ángel González
Sentada en el prado
de nostalgia
que riega mi cerebro,
apoyada
en el verde césped
de mis ojos,
abro de par en par
la puerta de mi sensualidad
y dejo pasar entre mis venas
el ruido excitante
y apaciguado
del mar.
Estoy sentada
en una butaca
de rayas azul.
Es el primer día
del año 2008
(hermosa mañana
para hacer el amor)
y leo de nuevo,
acurrucada por su recuerdo,
a Ángel González.
En la orilla
se baña Dario
(mi joven vecino,
que cada vez
es más mar)
y me saluda con la mano;
piel extendida
llena de sal.
Es tanta la sencillez
de mi ecosistema personal,
tan animal y esencial
la felicidad
que se engendra
en este instante
entre mis pechos
que creo,
que si no
me despierta la
realidad,
voy a empezar
a llorar.
Yolanda Sáenz de Tejada
Colaboradora de esta web en la sección
«Tacones de Azúcar»
Blog de la autora