Vas a temblar, lo sé, ya lo presiento,
vas a estallar como un damasco en boca,
serás la flor amanecida y loca
que deja apoderarse por el viento.
Vas a gemir, lo sé (¡muera si miento!)
y toda mi caricia será poca
pues querrás más, serás la hirviente roca
que se deja llover cada momento.
Te prometo, mujer, infierno y cielo
y a suspiros quebrarte el tenue velo.
Carne madura al tiempo de la siembra:
hoy vas a tiritar como la luna
que arrugada en el agua que la acuna
deja que el río la convierta en hembra.
Marcelo Galliano
Argentina