Efectos secundarios. Por María Dolores Almeyda

Desconocía los efectos secundarios
Que gozar de tu lucidez proporcionaba
Y cubrí mi libertad con un tosco sudario
y encadené mis vida a la huella fría de tu pisada

Y el veneno fue haciendo su trabajo
Por los caminos venales del cerebro
Y el corazón, latiendo en la placidez de tu regazo
Proyectaba la huída hacia tu cuerpo.

Y me quedé sin órganos vitales.
Latía a través de ti, vivía de tu aliento,
Andaba con tus pasos, usaba tus modales,
Hablaba tus palabras, hacía mío tu acento.

Hasta que ya, deshabitado el mundo de la fantasía,
Despoblado de recursos mi universo,
Inconsecuente y vana, perdida la poesía,
Vuelo rasante por lo superficial del amor y los besos.


María Dolores Almeyda

2 comentarios:

  1. Preciosos versos Mª Dolores,que indaga en esas zonas oscuras del ser humano. Ese dejar de ser para ser en otro,que no solo tiene efectos secundarios, como dices, es aunténticamente desolador.
    El amor, la convivencia, la amistad, cualquier realación humana necesita dos almas, dos corazones, dos cerebros, dos vidas que conjugar. Con dos alientos, distintos horizontes, y varios acentos.
    Cuando uno deja de ser, no es posible el encuentro, quizá queda el cobiijo de la sombra del otro, «Vuelo rasante por lo superficial del amor y los besos.»

    Mis palabras son torpes después de leer estos versos.
    Un abrazo

  2. Brujapiruja, no sé si fue mi despiste lo que impidió que viera este comentario en su momento. Te lo agradezco enormemente.Yo siempre espero algo asi como que la utilización de la rima desvirtúa la poesía y nos convierte en seres asonantes a los que la hacemos así. Por encima de la asonancia o la consonancia, creo, permanece el sentimiento. Se diga como se diga, ¿no?
    Me alegro recibir este comentario, aunque ya veo que eres sumamente cordial y siempre dirás palabras positivistas.
    Gracias

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