Allá, donde el mar del Norte
lanza suspiros de hadas,
y los trae hacia la costa,
entre sonrisas calladas
y turbulentos enojos,
Bilbao, se viste de gris,
con nubes encapotadas,
y a través del horizonte,
junto a valles y quebradas,
se observa con buenos ojos,
la nieve, en las altas cumbres
de esos montes de Bizkaia.
El río Nervión sonríe,
formateando entre cascadas,
un caudal precipitoso
de su garganta de plata,
y entre llanuras de ensueño,
entre aromas y fragancias,
quedan los campos dormidos,
los pinares y las hayas.
La Ondina del mar, empuja
su espuma salobre y ancha,
hacia la tierra fecunda,
donde una Lamia sagrada,
entrega con la corriente
bellas estrofas de agua.
-Unas veces, son del río.
-Otras, de la mar salada.
Viejos montes bocineros,
cinco alturas que se escapan
más allá del cielo azul,
cubiertos de nieve blanca.
Si yo, ¡no os volviera a ver!
desde ésta, mi humilde estancia,
¡que os acaricie por siempre
y os bese el viento en la cara!
¡que se escuchen mil sonidos
más allá de las montañas!
Viejos montes bocineros,
¡bellas cumbres de Bizkaia!
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Autor: Juan A Galisteo Luque
Del poemario: Romances en la penumbra
Blog del autor.