Perdonen mi intromisión, mi fantasía.
Perdónenme, rapsodas, líricos rimadores
De versos imposibles, trovadores de limpia poesía,
Perdónenme esta afrenta sin rubores.
Yo no soy Benedetti, lo confieso.
Ni Quevedo ni Lorca ni Neruda.
De poetas hablando, hablando en verso,
Sólo soy una rima contrahecha, fugaz y testaruda.
Pero desde mis límites inciertos,
Más allá de los lindes que nunca me tuve permitido,
Soslayando lo vano y lo pueril,
Atreviéndome a jugar con lo prohibido,
Me siento aquí a escribir…
–y cuento las mujeres que han muerto
sin poder hacer nada por ellas y me duelen como si fueran yo,
y ellas mi propia muerte y mi tristeza–.
(Lo siento. Mi rima se quebró. No pude hacer el soneto prometido)
María Dolores Almeyda
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María, aunque te ahogue la tristeza el alma y se te apague la voz, sigue castigando a la injusticia venga de donde venga. Todos nosotros, en una mayor y menor medida, nos debemos a esa responsabilidad cívica y no podemos esconder la cara como los avestruces. De la rima no te preocupes tanto, se te entiende suficientemente bien la forma y el contenido, que ya es bastante. Ahh, se me olvidaba, gracias por las flores. Un abrazo JAG.