Hoy me hablabas, amor, y yo callado
te miraba los labios, silencioso
fingía escucharte como buen tramposo
para quedarme horas a tu lado.
Yo te miraba el derramado pelo,
nada escuchaba de lo que decías,
y me extasiaban, tú no lo sabías,
tus ojos del color del caramelo.
Había entre nos un aire de manzano
de esos que corren ya desde temprano
en las tibias, frutales primaveras…
y el susurro tan quedo de tu boca
y en mi interior una plegaria loca
que le rogaba a Dios que no te fueras.
Marcelo Galliano
Argentina
Segundo premio del VI Certamen «Poemas Sin Rostro»