Suelo perder la vergüenza, la memoria, el autobús…
Perdí el tacón de un zapato bajando por la escalera;
perdí la sombra, una muela, un premio en la lotería,
una amistad que tenía, una apuesta, una abuela y un botón.
Voy perdiendo las consignas, las insignias,
los estigmas y las ganas de vivir.
(O las pierdo o se me olvidan)
También he perdido un pelo
que engordó como un fideo en el plato de la sopa.
Perdí un perro que tenía al que no le puse nombre;
un día pierdo las llaves, otro el rumbo y otro el norte,
la raíz del pensamiento
y el tanto de porcentaje que me dejaron los sueños.
Pierdo el tiempo, la ocasión, la cita con el dentista,
unos textos de Guevara, la colección de tebeos
y el álbum de los artistas.
Todavía ando buscando lo último que perdí.
Y como al perro, lo busco; y como a él, no lo veo.
Es un tranvía perezoso, informal, pesado y lento,
sin paradas ni estaciones, ni ambulantes vendedores
ni estafetas de correos.
Más que tren es un tranvía fantasma que puedes tomar al paso
y que se llama Deseo…
María Dolores Almeyda
Puedes leer a esta autora también en la sección Relatos
Pero por suerte no has perdido la magia al escribir poesía.Esperemos que nunca la pierdas