¿Qué puedes querer tú de mí?
Vengo de un mundo donde nada se indulta,
donde restalla y extingue la tradición,
donde la altura del orbe es mirar el sinfín.
Vengo de un tiempo, que a guisa y a sorbo
de parecerse acaecido,
arde en diciembres desde el primero de abril,
y luego se prende al saberte ocasión,
al saberte apariencia de un día común.
Vengo de ti. Y me acomodo a tu modo,
a tu paciencia de abril,
al desafío que acerca y le vuelve adicción.
Y entre más sé tu modo, entre más sé tu andado,
admiro ese paso que te hace mujer.
Sea que escondes tu bien con decoro.
Sea que concedes un dejo de ti.
Por tanto y tan grande me desatino a tu lado.
Por tan poco y tan lindo me desvarío y disipo.
Acaso tú vienes de un mundo
que al tiempo lo torna en desliz.
Acaso tú al hueco que pintan los ojos
le pasas azoro para verle feliz.
Yo te adoro, risueña de abril…
y también me enamoro.
Te quiero creyente y hallada de ti.
Te quiero añadida a tu suave perfil.
Te quiero de un modo, que en la claridad,
dos bocas contagian, retozan, su nueva humildad.
Vengo de un mundo;
de algún modo, de ti…
Te quiero y te adoro, sonrisa de abril.
¿Qué puedes querer tú de mí?
Salvador Pliego
Blog del Autor