Una lengua es ante todo un sistema de comunicación oral o escrita que nos permite relacionarnos con los demás. Sin ese requisito, es sólo una forma de emitir sonidos o escribir garabatos y es irrelevante en qué época se usó, en que territorio o la idiosincrasia de los seres que alguna vez se comunicaron de esa forma concreta.
Cuando dos personas que hablan varios idiomas comienzan una conversación, casi sin darse cuenta, terminan hablando en aquélla que les sirve para comunicarse con más precisión e intensidad y es sólo así, porque ése es el verdadero sentido de un idioma.
Es una situación patética ver a alguien dirigiéndose al público en su lengua materna o preferida, aunque sea una minoría quienes la entiendan o exigir un traductor cuando todos los reunidos conocen otra forma común de entenderse. Pero es, además, una falta de respeto y sobre todo la exteriorización de un complejo de inferioridad trasnochado que dice muy poco a favor de quien así actúa.
Es norma de cortesía y respeto procurar al menos saludar en la lengua mayoritaria de los que escuchan, si es que no la conocemos lo suficiente para expresar todo lo que queremos decir. Es un síntoma de buena educación reconocer los hábitos y costumbres del lugar dónde nos encontramos y no soliviantar imponiendo las propias con prepotencia arcaica pretendiendo que eso sea un “pedigrí” diferenciador.
Las diferencias están en las personas, no en la lengua, en su capacidad de ser generosos y hábiles comunicadores, tratando de hacernos entender de la mejor forma posible.
Hay muchas clases de personas, de todos los niveles sociales, morales, culturales, geográficos o temporales y también hay muchas lenguas diferentes, a veces en pueblos que apenas distan dos kilómetros, pero cuando uno quiere hacerse entender con honestidad, sabe buscar los signos comunes de entendimiento.
La lengua común es aquélla, sea la que sea, en la que el grupo reunido mayoritariamente se entienda. Es así de sencillo.
Todo lo demás es transgredir la esencia de un idioma.
Brujapiruja
Lo que falta es sentido común y sobra mucha pedantería y ganas de llamar la atención. Estoy de acuerdo en que lo importante es entenderse de la mejor manera que sepamos.
Saludos