La brújula del universo. Por Maite Diloy

La brújula del universo

 

Vanesa era dignidad, Vanesa era todas las mujeres que tapaban las brechas en la muralla, todas las que transportaban munición, las que disparaban los fusiles, las que refrescaban con cariño la frente de los tifoideos. Vanesa era la Zaragoza que nos defendía, la Zaragoza que no se rendía

Y por eso me gustaba.

 

La brújula del  universo es una novela de hace un tiempo de Mario de los Santos, exactamente de 2008, que reedita ahora Pregunta Ediciones. Es una novela divertida, llena de humor. Yo me he reído muchísimo con ella, primero porque habla de la jota, de un estudio antropológico de la jota. He de decirles que la novela se sitúa en 2058, en el 250 aniversario de los Sitios de Zaragoza.

Para los zaragozanos y la provincia, los Sitios es el alma de la cabezonería maña y su resistencia frente al enemigo invasor. Estamos orgullosos de tirarnos encima de los cañones, de morir para que una bala de cañón no llegue a nuestra familia o al Pilar. Somos así. Por eso la idea de Mario de que una jota en francés despierte los fantasmas de los Sitios y los haga venir a la futura Zaragoza de 2058 me saltó las lágrimas de la risa. Primero porque simplemente imaginar que a algún paisano se le ocurriese, aunque fuese por amor, escribir una jota en francés y cantarla le hubiese supuesto la lapidación.  Y segundo, porque el poder de la jota es, sí, pero llegar a combar el universo a fuerza de voz, pues también me divierte.

No crean que toda la novela son coñas de este tipo, hay mucho más. Un estudio del tiempo, de ese tiempo que se fue y puede volver, el amor en los tiempos del uniforme militar, un cachondo francés que va emborrachando a pipiolas para follárselas, un profesor de Antropología Musical que descubre el santo grial en forma de jota. Y también el alma de Aragón. Esa bestialidad que tenemos dentro.

Mario logra divertirnos pero también hacernos pensar. Debajo de lo obvio, en los bolsillos esconde tesoros que hay que buscar y encontrar. En la vuelta, la sorpresa. En sus letras, la descripción de las batallas y la resistencia; en su mirada, la socarronería aragonesa que se le ha pegado.

Coger el libro es leerlo del tirón aunque sepas que le darás otra vuelta, que algo más hay dentro. Coger sus letras es disfrutar. Me pasó con La gota contra la primavera. Me ha pasado con éste. Y sí, es verdad, se nota la diferencia del tiempo. La gota contra la primavera es mucho mejor, más redondo, contando más en menos. Pero La brújula del Universo me ha llevado a un tema que me gusta mucho, el viaje en el tiempo y que los tiempos que fueron podrían volver a ser, y que la resistencia es igual en 1808 que en 2015 o en 2058.

Mientras suenan los cañones de la jota de «Los Sitios de Zaragoza», he imaginado esa misma melodía en francés, y ¿saben…? No he podido.

Maite Diloy (Brisne)
Colaboradora de Canal Literatura en la sección «Brisne entre libros»
Blog de la autora

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