EL BUSTO DEL REY
Finalmente habías vuelto de tu mítico viaje cantado por Homero, y a tu regreso espero que no consintieras que Penélope tocara más telares, sino que tu presencia llenara sus ojos de alegría y odio, de lágrimas y de desesperación por tu tardanza y tus aventuras inmortales, por lo que contarías y también por tus silencios sumergidos en recuerdos innombrables.
Un artista anónimo captó la belleza irrepetible de tu rostro, la de un ser entre hombre y dios. Y cuando partiste a otro viaje, ese ya sin vuelta, cruzarías el Hades despertando del letargo de la relativa paz terrenal para enfrentarte a la ira de las sombras a las que en su momento supiste engañar.
Hace 44 años tu busto retó en el Ágora de Atenas* el deseo y las añoranzas de esta mujer actual aunque la frialdad de su mármol negara con cinismo cualquier posibilidad de pasión.
¡Hasta siempre, Rey de Ítaca! Tendré que buscarte en otro plano y estoy casi segura de encontrarte.
*SU FOTO RESCATADA DE UN ÁLBUM DE FOTOS DE MI HERMANA…
Dorotea Fulde Benke