Recitales y contemplación
Es triste estar «literalmente» aislado.
Uno no puede ampliar, como quisiera, su «mirada» poética. Cuando se interactúa (físicamente) en actos «literarios», uno aprende, incoscientemente, tanto de lo positivo como de lo negativo, se toma conciencia de la verdadera dimensión, de las posibilidades como poeta (no en el panorama editorial, sino en la forma en que lo dicho llega a los demás).
Por eso son tan necesarios los vínculos, y por eso todos los poetas los han buscado y los seguirán buscando.
En la soledad se gesta lo poético, en la contemplación se expande.
Existen ventanas por donde mirar, pero desde lejos no se puede distinguir esa piedra preciosa que, a veces, guarda el ojo que mira; ese ojo que, de tanto ignorar, todo lo sabe.
Luis Oroz