Canción del bosque
Hace muchos cambios de luz, un caminante pasó por el Bosque de los Tiempos. Cuando percibió en los troncos de las encinas extrañas caras y caretas, se puso a silbar una alegre melodía para animarse a sí mismo a seguir.
Los silenciosos árboles, intrigados por esos sonidos atrevidos y desconocidos, que parecían canto de pájaro y al mismo tiempo no lo eran, aturdieron la melodía con el juego del sol sobre sus hojas de mil verdes, y consiguieron retenerla en el bosque.
Desde entonces, la aguda cancioncilla vuela entre los árboles, desarraigada y movida por cada soplo del viento. Muchas veces comienza a sonar en medio de la noche y gorjea y silba como un pequeño pájaro sonámbulo, porque no es de nadie ni tiene su casa en ninguna parte.
Dorotea Fulde Benke